En el calor del verano, la luz del sol atravesó mi piel como una flecha
envenenada. Mientras estaba en el puesto de vigilancia, las gotas de sudor
goteaban por mis mejillas y sobre mi uniforme de color verde hierba. Parecía
que había un grifo abierto sobre mi cara, empeorando este calor insoportable.
Me quedé inmóvil. El sudor de mi frente goteaba sobre mis pestañas
irritando mis el ojos. Maldita sea, que el gerente de seguridad se llevó el
paraguas en el cargo sólo para molestarme a mí, el recién llegado al
departamento de seguridad. Está bien, voy a ser mejor que él y no me quejare
...... ¡Maldita sea, me muero de calor aquí.
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